domingo, 4 de enero de 2015

Episodio 8: Pásame ese collar


¡Curiosa como menos la manera con la que Blake Carrington se hace perdonar haber violado a su esposa! Le regala un collar de esmeraldas para una cena de gala, pero al día siguiente de haberla forzado en la cama viene con cara de perro apaleado, cuatro palabras bonitas… ¡y una ramucha de flores! ¡Bravo Blake, a eso se le llama tener tacto! 

 ¡¿Me violas y me regalas ESTO?!

Pero bueno, sabiendo como es, ya es algo que se sienta culpable y se digne pedirle perdón cara a cara, porque antes lo había intentado por teléfono.  Para terminar de arreglarlo, la disculpa de Blake es para pegarse un tiro… porque viene a decirle que quería meter un pedazo suyo dentro de ella antes de que se le pasase el arroz. De acuerdo, era algo más bonito y exagero intencionadamente, porque cuando dice “pedazo” se refiere a una parte de su ser viviendo dentro de ella antes de que él muera  ¡un hijo, vamos, no eso otro! El caso es que las palabras de Blake surten su efecto porque Krystle le perdona la violación y parece que accederá a darle ese hijo que tanto desea.


Krystle debería elegir mejor a sus amantes, porque tampoco es que el anterior, Matthew sea un caballero. Cuando Walter le llama esa mañana para decirle que vaya corriendo porque está a punto de brotar el petróleo de su pozo y Claudia quiere acompañarle para compartir el feliz acontecimiento, él le dice que no puede ir porque si realmente han encontrado petróleo se irá a celebrarlo con los “muchachos”. Para Claudia, que ya sabe que le puso los cuernos con Krystle, entiende que su marido acabará en el cama de alguna otra mujer como parte de esas “celebraciones”. Por supuesto la niña del visillo, Lindsay, se entera de toda la discusión, pero esta vez no se lo toma como el drama de su vida y hasta le da su apoyo a Claudia, que la anima a ir a la fiesta que da una de sus amigas. 

 La niña del visillo strikes back!

Claudia no piensa quedarse de cuernos cruzados mientras su marido se lo pasa a lo grande y aprovecha que está sola para salir esa noche a una discoteca de Denver cuyo nombre ya avecina lo que puede pasarle. 

 La discoteca favorita de Raphael en Denver...

Por supuesto, la niña del visillo no puede controlar su manía y aunque no la espía desde detrás de una puerta, una ventana o la escalera, si que la llama y se extraña de que no responda al teléfono. El primer soltero que se quiere ligar a Claudia es para salir corriendo, y no solo porque el tema de conversación para llevársela a la cama sea la apasionante ciudad de Detroit, pero es que el segundo, aunque no dice ni mu parece salido de un club leather, finalmente a la tercera va la vencida y le sigue el juego a un ligón sin abuela que al menos es alto y guapo. 

¡¡¡Corre Claudia, corre!!! Bueno... el tercero no está tan mal


El problema es que después de unas copas, una divertida conversación y un bailar pegados, deja que la lleve a su apartamento, pero cuando él la intenta besar en el parking le hace la cobra. Claudia le dice que ha sido un error porque está casada, pero a él no le importa porque también lo está y vuelve a intentarlo. Claudia sale corriendo de allí mientras él la llama calientabraguetas a gritos.


La que desde luego no se lo piensa dos veces antes de meterse en la cama de otro hombre aunque su marido esté en París por trabajo es Fallon, que aburrida y con ciertas inquietudes entre las piernas, aunque ella lo llame insomnio, acude a la habitación del chofer, que se hace el duro después de los últimos desplantes de ella. 

-“¡Estaba tan aburrida! Como Jeff está fuera…” 
-“Pareces más aburrida cuando está contigo”
  
Fallon le echa la culpa de su frialdad a la secretaria de Cecil y empieza a interrogarle sobre "esa golfa inglesa". Era justo lo que Michael esperaba para dejar caer la curiosa transacción de Krystle con su collar de esmeraldas, algo que le contó "la golfa" y que viene a demostrar que Denver es como un gran pueblo, porque hasta una mindundi se puede enterar de algo tan confidencial, pero claro, las secretarias son unas cotillas y comparten todos los secretos de sus jefes. Cuando Fallon ve la posibilidad de hacerle la vida imposible a Krystle se muestra interesadísima por la información, pero Michael le exige que lo pida por favor. Fallon se resiste, pero finalmente consigue enterarse de que Krystle consiguió 40.000 dólares por el collar y se lo agradece al chofer con un revolcón en su cama. Definitivamente, esta chica es lista, consigue lo que había ido a buscar y se va con una información valiosísima. El tonto es el chofer, evidentemente, por muy listo que se crea.

 
"Este collar brilla como el amor y Dios sabe que..."


Al día siguiente, Fallon cumple su promesa, no le cuenta a nadie lo que sabe, pero se permite colarse en la habitación de Krystle para pedirle prestado el collar para una fiesta. Aunque le preocupa, Krystle accede y le da la copia, pero Fallon se la devuelve diciendo que no podría llevarla por todo lo que significa, con lo cual deja a la rubia con un sentimiento de culpabilidad enorme… y temiendo que la deslenguada lo sepa todo, así que hace lo que tendría que haber hecho desde el primer momento, quemar las pruebas... 

 
El joyero era un poco cateto, no sabía escribir Krystle

Pero volviendo a la noche anterior, Claudia llamó a Steven para que la recogiese después de salir corriendo despavorida, huyendo de su ligón de discoteca. Steven aprovechó para contarle que se iba a pasar unos días en la cabaña de su familia, no la mansión, una verdadera cabaña junto a un lago donde suele retirarse para pensar. Está claro que Claudia no le hubiese hecho la cobra a Steven si hubiese intentado besarla de nuevo, pero es que el chico es gay… O al menos eso es lo que dice. 

Así celebran Matthew y Walter que son ricos... Nada de 
mujerzuelas. Claudia era una malpensada.
 
Al día siguiente y justo después de que el pozo de Matthew brote al fin, Claudia se presenta en la cabaña de Steven en busca de un poco de paz, tras encontrarse con Krystle en una exposición y que ella no le negase que tuvo algo con Matthew mientras estaba encerrada. 

Claudia y Krystle discutiendo sobre arte y cuernos...

Matthew vuelve a casa y se encuentra con Lindsay, con su insoportable y acostumbrada actitud. Que ahora que es rico, Matthew se presente con una caja de bombones y un disco como regalo tampoco dice mucho a su favor, ni ayuda a que ella se desahogue. Al fin, Lindsay entra nuevamente en modo “drama queen” y se decide a preguntarle si es una “bastarda”. 

Ahí está de nuevo esa cara... ya os dije que era su favorita

Matthew le asegura que fue una hija deseada y que quería a Claudia cuando se casaron… entonces y ahora, más que a nada en este mundo. Si Claudia le hubiese escuchado tal vez no estaría a punto de hacer lo que hace, porque cuando le pide a Steven un abrazo de consuelo pasa lo que temíamos… Los dos acaban haciendo el amor, algo raro, raro, raro… no solo porque hasta ahora a Steven le gustaban los hombres (si, Ted puede ser un acosador, pero tiene pelo en el pecho), también porque según Claudia el beso que se dieron en su cocina fue “casi de hermanos”. Pues nada, comienza el enigma de Steven, el personaje de sexualidad más incierta de la historia de la televisión… 



Una vez más el rotulo nos deja claro que la historia CONTINUARÁ…

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